Con motivo de la celebración de los 30 años de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CDN) y de los 40 años de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), Enfants du Monde organizó, amparado por la Asociación 30 Years of Children’s Rights (30 Años de los Derechos del Niño) y en colaboración con el Centre Interfacultaire en Droits de l’Enfant de la Universidad de Ginebra (Centro Interfacultativo de los Derechos del Niño), un coloquio sobre la relación necesaria entre los derechos del niño y los de las mujeres en el trabajo de las organizaciones de cooperación para el desarrollo en los países del “Sur”.

El pasado 26 de junio, 16 organizaciones, ONG, universidades e instituciones del Estado acudieron a la Universidad de Ginebra con el fin de elaborar entre todos orientaciones destinadas a los actores de la cooperación para el desarrollo con el fin de tomar más en consideración los derechos de las mujeres durante las intervenciones sobre derechos del niño y viceversa. Tras una mañana de reflexiones teóricas y prácticas marcada sobre todo por la intervención del profesor Philip Jaffé, miembro del Comité de los Derechos del Niño de la ONU, los participantes compartieron sus experiencias con el fin de expresar recomendaciones generales retomadas después. Por otra parte, se elaborará un documento con conclusiones y orientaciones obtenidas del coloquio, que se difundirá entre las organizaciones de cooperación para el desarrollo suizas. También se presentará y discutirá el próximo 18 de noviembre durante la Conferencia Conmemorativa de los 30 años de la Convención Internacional de los Derechos del Niño en el Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra.

Las recomendaciones para lograr una mayor inclusión y comprensión de los derechos de las mujeres durante las intervenciones en materia de derechos del niño y a la inversa son:

1. En cuanto a las intervenciones:

  1. Priorizar un planteamiento sistémico que no se centre ni en los derechos del niño ni en los de las mujeres, sino que los haga formar parte de un enfoque de desarrollo sostenible basado en el conjunto de los derechos humanos.
  2. Confiar en los agentes de cambio locales, incluidos los niños, los jóvenes y las mujeres, y, por supuesto, ¡con la participación de los hombres!
  3. Valorar (social y financieramente) los cuidados y la atención dada por las mujeres e intentar que los hombres se impliquen más.
  4. Cambiar los estereotipos que giran alrededor de la masculinidad y la feminidad, sobre todo en los programas y contenidos educativos.
  5. Colaborar con otras ONG y actores del entorno académico con el fin de completar las competencias necesarias para alcanzar un enfoque sistémico y de calidad.

2. Dentro de nuestras propias organizaciones, con el fin de garantizar la coherencia con los valores que fomentamos:

  1. Promover la diversidad y el lenguaje neutro, así como la igualdad de género.
  2. Formar a nuestros empleados sobre el enfoque de género, que a veces se entiende y se aplica erróneamente.