Témoignage Rahiata28.04.2014 - Rahiata Bamogo, una jóven en su primer año de formación en soldadura, ya sabe manejar su soplete con destreza. Sin embargo, a la hora de elegir su formación, había optado  por un oficio totalmente diferente, la costura. Pero por la falta de infraestructuras, no tuvo más opción que aprender a montar placas de metal en vez de trozos de tela.


“Lo más difícil es que soy la única chica de mi región que hace soldadura. En Burkina Faso, sigue siendo un oficio de hombres” cuenta la joven. Pero esto no la desanima: “quiero terminar mi formación a toda costa. Me gustaría montar mi propio taller”.


El caso de Rahiata demuestra que los jóvenes que no pudieron acceder a las escuelas públicas porque no cumplían con la edad para matricularse (tienen más años de los permitidos) también pueden acceder a una formación profesional. Las escuelas apoyadas por Enfants du Monde ofrecen una educación básica de calidad de cuatro años a niños que no pudieron ir a la escuela.


Hoy, Rahiata, 18 años, es un ejemplo a seguir:“Estoy orgullosa de haber podido recuperar el tiempo perdido: he podido beneficiar de una educación básica y puedo cursar esta formación  de soldadura. Mi familia también está orgullosa de mí. Sólo uno de mis hermanos pequeños va a la escuela. ¡Además, poder crear todo tipo de objetos gracias a mi soplete es algo mágico!”