28.08.2012 - Debido a que su padre murió, Mossamad Chapla debió dejar la escuela pública: “Mi madre no podía pagar los gastos ligados a mis estudios”. En Bangladesh, los padres están –en efecto– más dispuestos a invertir sus escasos recursos en la educación de sus hijos que en la de sus hijas. Asimismo, buscan casar a sus hijas tempranamente para liberarse de la carga económica que éstas representan. Una de cada dos niñas se casa antes de los 18 años de edad legal.
Este fenómeno es particularmente importante en las regiones pobres como el norte de Bangladesh, donde Enfants du Monde apoya tres escuelas. Acá hay poco espacio para soñar, la dura realidad llama al orden. Mossamad Chapla tuvo suerte: ella no la casaron y después de haber pasado un año en la casa, pudo retomar sus estudios en una de las escuelas sostenidas por Enfants du Monde.
La innovación en nuestras escuelas consiste en proponer una iniciación profesional paralelamente al curso habitual. Los alumnos son formados, por ejemplo, en costura, carpintería, soldadura, agricultura, etc. Gracias a ese aprendizaje, los alumnos reciben un salario que les permite ayudar a sus familias o economizar para continuar sus estudios. Para las niñas, esto significa mucho: no solamente podrán terminar su escolaridad, sino que, además, podrán evitar casarse a temprana edad.
Las jóvenes son así más autónomas y pueden, incluso, tener sueños como los de Mossamad Chapla: “Comencé de nuevo la escuela en el 2009 y elegí la costura como aprendizaje. Ya con eso gano un poco de dinero vendiendo ropa que hago en la escuela. Siempre trato de ahorrar para poder continuar mis estudios: quisiera mucho ser doctora”.